miércoles, 21 de mayo de 2008

La alegría de ya no ser

Al retirarse la cortina de humo cuando se deja de fumar, comienza a recuperarse la sensibilidad pero no solo la sensorial: de pronto podemos descubrir que las cosas que antes tolerábamos (teóricamente) bien, ya no resultan tan llevaderas.

Esto puede generar cierto desconcierto en uno mismo y los demás, de pronto ya no tenemos ganas de ser tan buenos, tan tolerantes, tan incondicionales.

Y es que no teniendo el pucho que tape y anestesie nuestros límites, no tenemos más que reconocerlos, registrarlos y hacer algo al respecto. Tal vez se trate sólo de poder decir, “ lo siento pero en este momento no puedo ayudarte” cuando antes podíamos escuchar a alguien al teléfono durantes horas enteras.

No es que uno se transforme en un ser antisocial y egoísta, seguramente antes también uno hubiera preferido terminar la conversación mucho antes, pero el cigarrillo nos “permitía” sostener más, claro que a un costo bastante alto.

Tal vez se trate de empezar a poder pedir que nosotros también necesitamos ser oídos y no ser siempre los fuertes, los autosuficientes, los que escuchamos.

Y también podemos descubrir que a los demás les gusta cambiar un poco los papeles y que,después de todo no es tan grave ser humano.

1 comentarios:

misticaluz dijo...

Hola, gracias por tu visita, igual de bonito e interesante tu blog,recibe un energético saludo desde mi rincon